Roxy

En estos días que la ciudad se encontraba un poco más relajada, en un estado ideal para rodar por la zona centro de la ciudad y disfrutar del corazón de la bella Perla Tapatía donde cabe mencionar se implementaron algunas ciclovías que ciertos automovilistas no respetan, pero ayudan a fluir de mejor forma a los que como su servidor, nos gusta movernos en bicicleta.

Todo lo anterior va en relación a que por casualidad y de regreso a casa, tomé la calle de Mezquitán hasta llegar a la finca marcada con el número 80.

Muchos de ustedes seguro identificaron de lo que estamos hablando y para los que no, pues les comento que en esta dirección se ubica uno de los recintos culturales emblemáticos y de gran importancia a nivel nacional en la década de los 90. El Centro Cultural Roxy, como su nombre lo dice, era un punto de encuentro para el arte y la cultura donde podíamos encontrar diversas actividades como exposiciones, galerías, teatro, danza, fotografía siendo también un espacio importante para la literatura, además de lo que obviamente conocemos como la presentación de bandas emblemáticas como Radiohead ó Cranes.

Me detuve por un momento al exterior para tomar unas fotografías y recordar aquellos grandes momentos que viví en este lugar que, aunque ha tenido diversos intentos por revivirlo, todo ha sido en vano y sigue en el abandono total.

No era un lugar muy acogedor y los baños tampoco estaban de lo más decente que te podrías imaginar pero esa su magia, al igual sus paredes de adobe brindaban una acústica diferente para las bandas como Cuca, que adoptó el Roxy como su casa y que en cada presentación trataba de hacer algo diferente, como el acomodo de la batería de Nacho “El Implacable” González que logró en una sus ideas, instalar los tambores en el espacio reservado para el ingeniero de audio justo frente al escenario rodeado de una reja de metal que delimitaba su espacio. Aquello fue la locura cuando Nacho “El Implacable” comienza sonar su poderosa batería llamando la atención de los de propios y extraños que se desbordaron a tal grado que los elementos de seguridad volcaron a detener a la multitud dispuesta a brincar la famosa reja de protección.

De esas experiencias vivimos muchas como la presentación de Mano Negra, donde ya no cabía un alma más dentro del recinto provocando el descontento de muchos fans que se habían quedado fuera del concierto, provocando de esta manera el portazo que generó el descontrol por unos minutos hasta que por fin llegó la calma y disfrutamos de un concierto memorable.

Y sí, aunque muchos siguen pensando que solo es un mito urbano, la realidad es que Radiohead presentó su disco Pablo Honey en el templo del Rock. Así es, el 22 de octubre de 1994 y con un costo de 50 nuevos pesos, la banda británica salta al escenario tocando aproximadamente 1 hora con 15 minutos, esto porque habían terminado su repertorio. Con una entrada del 90% el momento más recordado es cuando las gargantas de los asistentes corearon Creep, dejando a todos los asistentes con la esperanza que algún día regresaría la banda a nuestra ciudad.

La presentación de El Circo de Maldita Vecindad, El Nervio Del Volcán de Caifanes, Leche de Fobia, Pa´Servir A Usted de La Lupita y todo lo espectacular que era Santa Sabina se disfrutaba ahí.
Los músicos se sentían en casa y siempre tomaban al Roxy como punto de referencia para arrancar sus giras. La Castañeda, Resorte, La Gusana Ciega y Manu Chao y un atiborrado Roxy con la presentación de Todo El Orden De Las Cosas Me Llena De Un Sentimiento De Angustia con Los Garigoles, que después de varias horas de concierto, no querían parar de tocar en agradecimiento a los asistentes que abarrotaron el lugar para esa gran fiesta.
Hasta el momento parece que todo lo pasó en el Roxy se queda en el Roxy porque, aunque han habido varios intentos por parte de Rogelio Flores para revivirlo como la presentación del libro del ex integrante de Talking Heads, David Byrne, Diarios de Bicicleta el 26 de julio de 2011, aún no se ha logrado despertar al gigante cultural dormido en nuestra ciudad.